Patio 272 es un paseo gastronómico que busca armonizar los diversos lenguajes arquitectónicos y comerciales característicos del programa, utilizando como herramienta principal la configuración del espacio exterior. Surgido de la transformación de dos casas colindantes en el centro de Lomas de Zamora, el proyecto radica en la sustracción de la medianera común con el fin de crear un espacio intermedio que arroja como resultado global dos edificios con tres grandes áreas exteriores: un atrio, una pasarela y un extenso patio arbolado.
La primera vivienda se amplía para alojar un local gastronómico de dos niveles, contrastando lo nuevo de lo preexistente con una estructura metálica, paredes en seco y revestimiento de chapa negra. Dos operaciones morfológicas claves definen la relación entre el interior y el exterior del espacio: una doble altura acristalada en el acceso anticipa la espacialidad del lugar y relacionándose con el pasaje, y una generosa terraza en el extremo del fondo actúa como mirador hacia el patio y reduce la escala peatonal del edificio.
La segunda vivienda se interviene puntualmente, suprimiendo el garaje para crear un paso hacia el fondo y abriendo grandes vanos laterales que conectan con el pasaje externo. En la esquina del frente, se crea un espacio exterior frente a la doble altura de la primera casa, reemplazando parte del tejado en busca de iluminación natural. El interior alberga una charcutería, con un diseño interior pensado para la exposición de la mercadería, y una planta alta de oficinas.
El pasaje es cubierto por una pérgola traslúcida que, en un juego de quiebres de escala, conecta la calle y el fondo del terreno. Dentro del patio se encuentran distintos puestos inspirados en los típicos carritos de comida, construidos con materiales recuperados de la demolición parcial de las construcciones existentes y que a su vez contienen diferentes características formales y materiales, ya que cada uno representa una marca o un producto distinto. Es importante destacar que en entornos inmediatos de los puestos se generan micro espacios relacionados con la experiencia que cada marca propone por ende el mobiliario, los juegos de luces y la vegetación se van transformando a medida que se recorre el lugar.
El café, la pizza, la hamburguesa, la birra, el vermú, entre otros, fabrican una experiencia gastronómica al aire libre que representa la heterogeneidad característica del típico patio de comidas argentino.
