Pensado desde el contexto urbano, su condición de esquina y las exigencias de tiempos de construcción que demanda un local comercial, el edificio debía tener espíritu convocante. El programa se dividió en dos: un salón en Planta Baja Vacío y un salón en Planta Alta Lleno.
El Salón de Planta Baja Vacío es totalmente permeable, se retira de la medianera y de la línea municipal, con el objetivo de configurar dos patios concibiendo el local como extensión de la vereda. El perímetro vidriado del salón interior y la unificación de niveles del solado interior-exterior terminan de reforzar la permeabilidad deseada.
El Salón en Planta Alta Lleno flota sobre la planta baja totalmente liberada de apoyos intermedios. Se configura como caja gracias a una piel metálica modulada que tamiza la visual de su entorno. En su perímetro maceteros con diversa variedad de vegetación autóctona actúan como filtros solares, acústicos, y visuales.
En el interior, cinco vigas reticuladas metálicas caracterizadas por la curvatura de su cordón inferior, permiten cubrir los doce metros de luz correspondientes al ancho total del terreno. Mientras que en el exterior, una marquesina metálica recorre toda la línea municipal y se ancla al tejido urbano de baja densidad al mimetizárse con las alturas del entorno.
